¿Es realmente útil el juego?
El juego es una actividad no sólo útil sino tan necesaria como la alimentación o el abrigo. Mediante el juego, el niño obtiene oportunidades para socializar, experimentar triunfos, cometer errores, aliviar tensiones y practicar destrezas físicas que lo ayudarán en su desarrollo psicomotriz. Un niño que juega desde sus primeros meses, revelará un óptimo desarrollo. Se moverá, gateará y caminará; posteriormente pateará, lanzará y saltará, todo esto manipulando y explorando a la vez.
Desde la lactancia, en la forma que el bebé agarra el pecho, ya hay un jugueteo que se alterna con la cara de la madre; hay exploración, contacto un tipo de juego que es la manipulación que va a empezar el entrenamiento de la imaginación y de la realidad.
Cuando agita la sonaja, cuando trepa la silla simulando que es una montaña o cuando arma casita con cubos, además de divertirse el niño está aprendiendo, es un experto en ejercitar sus habilidades para convertir todo lo que tiene en todo lo que quiere, como por ejemplo: un cubo será un camión, un mueble o un ladrillo para la pared de una casita, el cubo siempre es el mismo pero para efecto de juego adquiere una dimensión mágica que lo traslada de una realidad a otra sin contratiempos.
Durante el juego se estimula la memoria y la concentración por medio de la repetición, al mismo tiempo brinda sentimientos de comodidad, confianza y éxito.
El juego revela la personalidad y los estilos de aprendizaje ya que es importante estimular al niño, asi ambos disfrutarán ese tiempo compartido. Sin embargo mientras juegan debe recordar que el niño aprende mejor cuando se le da libertad para explorar, no se debe empujar a realizar tareas para las cuales no está preparado ni compararlo con otros niños. Es muy importante dejar que el niño siga su camino a su propio ritmo, de esta forma usted sabrá cuando está apto para emprender nuevos desafíos.
Para los niños, especialmente los más chiquitos jugar es un asunto serio, tan importante como para nosotros los padres el salir a trabajar. Así como entusiasta explorador que se levanta a primera hora, cámara en mano dispuesto a registrar hasta el último detalle de ese mundo nuevo que se le ofrece provocativamente, así son los niños pequeños.
Compartir el juego con los padres, tenerlos al lado para alentar sus triunfos o consolar sus derrotas; cantar con ellos, echar a volar globos y atrapar burbujas juntos, son formas maravillosas de convertir el juego en algo más que un efectivo estímulo de coordinación motora. Son elementos mágicos y vitales para el desarrollo de la personalidad y autoestima del niño.
De la misma manera que el correr, arrastrarse, saltar, gatear, trepar o deslizarse en los módulos de actividades, estos juegos adquieren una dimensión aún más enriquecedora si es que papá o mamá las presencian y aplauden.
Definitivamente, un niño que no juega o no tiene materiales de juego adecuados, empieza su aprendizaje con gran desventaja respecto a otros niños.
Artículo escrito por la Dra. Teresa Bahamonde
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sábado, 20 de marzo de 2010
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